Observo el bosque en primavera que va orquestrando las orquídeas, el romero, el tomillo, los lirios, los emborrachacabras, los olmos, las encinas y robles, los olivos, los almendros, las esparragueras, las zarzaparrillas, las retamas, las jaras, los brezos, los madroños, los pinos, las zarzaparrilas, los espinos blancos, los durillos, los lentiscos. ¡Cuán bello es todo! Me dediqué este invierno a pasar la guadaña a las hierbas secas, podar las ramas bajas y retoños de los árboles y arbustos. Trabajo lento y minucioso que me descubrió cada rincón y las diversas especies que lo habitaban. Llegó la primavera y disfruté viendo brotar los que descubrí en invierno.
En primavera, nos desplazamos a la huerta de 2000m2 donde se tenían que instalar las estructuras. Pasar el motocultor para aportar compost de alta calidad y marcar la zona de cultivo de la zona de paso. A partir de ahí, no querríamos volver a labrar la tierra, ese trabajo se lo dejamos al microbioma.
Hemos dibujado en la tierra 9 jardines de 7 bancales de 80 cm de ancho por 10 metros de largo, con pasillos interiores de 60 cm y 4 caminos principales de 1,5m de ancho. Encima de la tierra labrada y abonada hemos distribuido una infraestructura de riego por goteo, distribuida en 9 sectores y que a su vez cada sector tiene 7 llaves independientes correspondientes a los 7 bancales de cada jardín. Cubrimos la zona de cultivo con una gruesa capa de paja emulando la acumulación de materia orgánica que se produce en la naturaleza.
Hemos creado también 3 setos que rodean por norte, oeste y sur la zona de huerta. Aprovechando las características de cada zona hemos plantado distintas especies intentando que la mayoría pudieran ser aprovechadas en la explotación.
Han ido desfilando múltiples especies por esta zona de La Mimosa: Amapolas, Milenrama, Hipérico, Orégano, judías ( de 4 variedades) , Malvavisco, Hierbaluisa, Estevia, Caléndula, Garbanzos, Maíz, Melones, Pepinos, Piperras, Cirerets, Berenjenas, Tomates (de 5 variedades), Ajedrea, Ajenjo, Valeriana, Patata, hisopo, estragón, Lúpulo, Murtra, Laurel, Epazote, Nepeta, Candelera, Agrimonia, Lavanda, Cerezo, Frambuesa, salvia, santolina, girasoles, Cosmos, Verbena, Malva, Llantén, Alfalfa, Acedera, Zarza, Hinojo, Correuela, Rosa mística, Terebint, Sauce, Almez, Manzanos (4 variedades), Perales (3 variedades), Moral, Consuelda, Espino blanco, Menta (4 variedades), Melisa, Citronela, Granado, Calaminta, Zanahoria silvestre, Zarzas, Higueras, Nogal, Palosanto, Melocotonero, Endrino, Boniato, Cebolla, Puerros, Acelgas, Apios, Perejil, Cilantro, Pimientos, Lechugas, Zanahorias, Rábanos, Tomillo, Fresas, Borrajas, Saúco, Coles... y las que aún han de llegar.
Hemos vivido y vivimos pacientes la germinación y crecimiento de cientos de plántulas en nuestra casa. Regar a diario, tres veces al día, lo que luego podrá asentarse en la huerta. En Agosto están germinando: mejorana, ajedrea, valeriana, equinacea, diente de león, milenrama,.. Y las que han de ser sembradas más de ahora en adelante para plantarlas en otoño.
Vivimos la belleza de la diversidad, en todo momento hay flores que llaman la atención, la vida está multiplicándose debajo de la paja y la fertilidad va cambiado lentamente.
Leo el libro "Cultivar con microbios" de Jeff Lowenfels y Wayne Lewis y me nutro de conocimiento. El microbioma fue descubierto muy recientemente y definido por diversos expertos el año 2020 como:
El microbioma se define como una comunidad microbiana característica que ocupa un hábitat bien caracterizado, con distintas propiedades fisicoquímicas. Éste no solo se refiere a los microorganismos involucrados sino que también engloba su teatro de actividad, lo que resulta en la formación de nichos ecológicos específicos. El microbioma, que forma un microecosistema dinámico e interactivo propenso a cambiar, está integrado en macroecosistemas, en los cuales se incluyen los huéspedes eucariotas. En estos, es crucial para su funcionamiento y salud.
La microbiota consiste en el ensamblaje de microorganismos que pertenecen a diferentes reinos (procariotas –bacterias, arqueas–, eucariotas –por ejemplo, protozoos, hongos y algas–); mientras que su teatro de actividad incluye estructuras microbianas, metabolitos, elementos genéticos móviles (como transposones, fagos y virus) y ADN reliquia incrustado en las condiciones ambientales del hábitat.
Disfruto con la belleza de la manera natural de nutrirse que tienen los organismos vegetales. Éstos sintetizan más nutrientes de los necesarios y exudan el sobrante que es a su vez aprovechado por colonias de microbios que habitan cerca de sus raíces. Las plantas conviven en una red de sustentación mutua, donde todos tienen su papel. Y no sólo se encargan de la nutrición, también de la humedad y de la estructura. La supervivencia en esta red es una cuestión de equipo.
Además de agricultores que ven nacer las plántulas que quieren aprovechar, nos volvemos ganaderos de la microbioma que habita el suelo. La mimamos, sin pisarla, sin dejar que el sol la seque y aportándole materia orgánica constantemente, como cuando cortamos la alfalfa para dejarla encima de la cubierta de paja. Hemos llegado a mediados de verano y empezamos a vivir la orquestración de las rotaciones de la huerta, puesto que ahora vemos crecer las plántulas de aquello que queremos instalar en la huerta a partir de otoño.
La belleza de la naturaleza, la diversidad con que se sustenta la vida. Ese es el motor de la Mimosa y trabajamos constantes para ir aumentándola y mimándola.